sábado, 12 de junio de 2010

JEANNE PAQUIN


Jeanne Paquin (1869 - 1936) fue una diseñadora francesa. Comezó trabajando como costurera en la conocida casa de modas parisina "Maisson Rouff" y en 1891 abrió su propia boutique, que fue pionera en cuanto a expansión y con el tiempo llegó a tener filiales en Londres (1896), Nueva York 1912), Buenos Aires (1912) y Madrid (1914).


En 1900 fue seleccionada para presidir la sección de moda en la Exposición Universal de Paris y en  1914 organizó en el Palace Theatre of London el primer desfile de modas entendido como un espectáculo con música; también enviaba a sus modelos vestidas con sus creaciones a la ópera, las carreras u otros espectáculos para promocionar sus diseños.

Vestido de tarde de Jeanne Paquin, 1907

Entre 1900 y 1914 sus diseños se caracterizaron por su romanticismo de estilo dieciochesco. En 1906 intrudujo en uno de sus vestidos el corte imperio, aunque sería Paul Poiret quien posteriormente lo popularizaría. También intrudujo la inspiración oriental en sus creaciones a partir de 1907.



Vestido de noche de Jeanne Paquin, 1909

 Convirtió el negro, hasta entonces un color principalmente asociado al luto, en moda y muy a menudo incluía detalles o accesorios en piel en sus diseños.
Entre 1912 y 1920 enfocó parte de sus diseños a la "mujer activa" aunque siempre elegante y aristocrática, de hecho la firma, aun después de la muerte de su fundadora, no realizó nunca moda prêt-a-porter.


 Tras la muerte de su esposo, al finalizar la I Guerra Mundial, Jeanne delegó la dirección del negocio en su hermano y su cuñada. En 1954 la casa Paquin se fusionó con la casa Worth y finalmente cerró sus puertas en 1956.










viernes, 11 de junio de 2010

martes, 8 de junio de 2010

MARIANO FORTUNY, EL MAGO DE VENECIA

                          

A pesar de ser más conocido como pintor, Mariano Furtuny y Madrazo (Granada, 1871- Venecia, 1949) también experimentó dentro de otros campos artísticos tales como la fotografía o el diseño de ropa.

Proveninente de una familia de artistas (su padre, Mariano Fortuny y Marsal, fue un conocido pintor) se volcó en el mundo del arte desde la más tierna edad. Con tan solo tres años, tras la muerte de su padre, se traslada a Paris junto con su madre y comienza a pintar.

En 1889 se muda a Venecia e instala su taller en el Palacio Pesaro degli Orfei que actuamente acoge el Museo Fortuny.

Aprendió a pintar con el maestro Benjamin Constant pero no se limitó a la pintura y cultivó otros campos como la arquitectura, la escultura, la escenografía, el diseño de muebles, la fotografía y la moda, entre otros.

Esta diversidad de intereses demuestra la gran inquietud artística y la diversidad de talentos que poseía Fortuny, quien además fue un adelantado en su época.

Expuso por primera vez en Londres en 1894, más tarde en París (1899), Milan (1900) y Barcelona (1922).


Gran coleccionista de tejidos orientales, desde 1907 se dedicó, junto con su mujer Henriette a experimentar en tinturas y estampados textiles. Ese mismo año creó su vestido "Delphos" inspirado, como su nombre indica, en la grecia clásica. Este vestido, de estilo túnica, estaba realizado en seda plisada y caía hasta los pies sin costuras ni recogidos; un cordoncillo de seda con pequeños adornos de cristal de Murano ampliaba o reducía el largo de la manga a voluntad. Fortuny fue un pionero y se adelantó incluso a Poiret a la hora de liberar a la mujer de la rigidez y encorsetamientos que hasta entonces imperaban dentro de la moda femenina.
Sus vestidos "Delphos" o sus chales "Knossos" (también inspirados en la grecia clásica) fueron las prendas favoritas de algunas estrellas de la danza como Isadora Duncan, Martha Graham o Mata Hari.



Fortuny realizaba el plisado y la construcción de sus prendas mediante un método que mantuvo en secreto y que patentó en 1909. También patentó el sistema de estampación que conseguía dar a sus piezas una variedad cromática única.

Hasta el 27 de Junio puede disfrutarse de una exposición en el edificio de "La Pedrera" (Barcelona) que bajo el título de "Fortuny, el Mago de Venecia", reivindica la figura de Mariano Fortuny y Madrazo como el Leonardo del siglo XX y explora sus multiples facetas a través de 300 obras que componen la exposición.






domingo, 6 de junio de 2010

FIRST TATOOED WOMEN


A pesar de que el tatuaje es un arte milenario su aceptación dentro de la sociedad "civilizada" (a partir de la consolidación del cristianismo) es batante reciente.
Tradicionalmente asociado a los "salvajes", criminales y gente de dudosa reputación en general, si hasta hace menos de medio siglo estaban mal vistos en la piel de un hombre no digamos ya en la de una mujer...

Las primeras mujeres tatuadas de las que se tiene noticia fueron las americanas Nora Hildebrandt e Irene Woodward, que vivieron a finales del siglo XIX.


 Por aquel entonces una de las principales atracciones de los "freakshows" eran hombres con sus cuerpos completamente cubiertos de tatuajes como John Rutherford, el "principe" Constantine, o el "Gran Omi" (también conocido como "el hombre zebra"), de manera que cuando estas mujeres decidieron tatuarse sabían que estaban abocadas a exhibirse en este tipo de espectáculos como forma de vida. De hecho en sus casos la decisión de tatuarse completamente lo más probable es que estuviese determinada, como la de muchos otros integrantes de estos circos, por el deseo de ganarse la vida de esa forma. Los salarios que recibían los "fenómenos2 que eran mostrados durante estos shows eran muy sustanciosos y en un mes podían ganar lo que una familia de clase obrera en un año. Además a partir de la invención de la máquina eléctrica de tatuajes (1891) muchos vieron en el tatuaje una forma fácil de ganar dinero exhibiéndose en los circos.


En el caso de Nora Hilderbrandt, que debutó en el Bunnell´s Museum (New York) en 1882, fue su padre, Martin quien la tatuó (de hecho es considerado el primer tatuador profesional americano). Cubierta por 365 tatuajes, desde el cuello a los tobillos, Nora se exhibía mientras contaba una historia inventada sobre como los indios la habían raptado junto con su padre y le habían obligado a tatuarla. Este tipo de historias acompañaban siempre a los hombres y mujeres tatuados que aparecían en los freakshows ya que atraían aún más la atención del público y complementaban el espectáculo. El rapto por parte de indios o salvajes era el tema más recurrente.

Hilderbrandt fue pronto eclipsada por otra mujer tatuada, Irene Woodward, más conocida como "la bella Irene", que explicaba sus tatuajes como un método de protección contra los indios salvajes de Texas, donde había vivido.


Una de las atracciones más populares de finales del siglo XIX fueron Emma y Frank de Burgh, marido y mujer, ambos totalmente tatuados, principalmente con motivos religiosos. Emma lucía en su espalda una reproducción de "La última cena" de Leonardo DaVinci mientras que su marido llevaba tatuada en la misma zona una escena de el "Monte del calvario".


Ya en el siglo XX, en la década de los años 20, aparece "Lady Viola", conocida en su época como la mujer tatuada más bella. Lady Viola no solo lucía sus tatuajes en estos espectáculos sino que por lo visto también tatuaba. Permaneció en el negocio durante décadas, de hecho seguía trabajando en los circos a los 73 años de edad.

Artoria Gibbons también pasó gran parte de su vida trabajando en los espectáculos circenses, 32 años para ser exactos. Cuando contaba con 14 años de edad Artoria abandonó su hogar y conoció al que posteriormente sería su marido, el tatuador Red Gibbons, quien le ofreció tatuarla y llevarla de gira por el mundo con el circo para el que trabajaba. Los tatuajes que Artoria lucía era reproducciones de algunas de las obras maestras de artistas como Rafael o Michelangelo, además de algunos diseños patrióticos.


También durante la década de los años 20 aparece May Vandermark, quien tras ver el diseño de una mariposa tatuado en el hombro de alguién decidió que ella también quería uno. Tras tatuarse ambos hombros conoce a Victoria James (quien se hacía llamar Miss Pictoria) que la convence para dedicarse profesionalmente a la exhibición de tatuajes.


Betty Broadbent fue otra mujer tatuada y tatuadora, conocida como "The tattooed Venus" (La Venus tatuada)  recorrió las ferias desde finales de los años 20 hasta 1967.


Elizabeth Weinzirl llegó a ser conocida dentro del mundo del arte y la modificación corporal como "la abuela de los tatuajes" y fue la primera persona incluída en el "Tattoo Hall of Fame"

A partir de los años 50 la exhibición de mujeres tatuadas, al igual que los propios frakshows, cayeron en desuso. 



En los años 60 y 70 el tatuaje empieza a ponerse de moda gracias al movimiento hippy como símbolo de transgresión y artistas como Janis Joplin o Joan Baez contribuyeron a la popularización de este arte corporal.

Cindy Ray (1960) fue una pin-up famosa por su cuerpo tatuado. Madre soltera, respondió al anuncio de un fotógrafo que buscaba modelos pensando en ganar un dinero extra. Fue este mismo fotógrafo el que la convenció para tatuarse, pagando él mismo los costes de los tatuajes, dinero que posteriormente se reembolsaría con creces ya que fue el principal lucrado gracias a la fama que alcanzó Cindy (incluso llegó a crearse una linea de material para tatuar con su nombre). Con el tiempo Cindy se convirtió también en tatuadora.


A partir de los años 80 el tatuaje comienza a popularizarse y a resultar más aceptado socialmente...a finales de los 90 se convirerte incluso en una moda y actualmente muchas mujeres lucen tatuajes, de hecho muchas "celebrities" lucen tatuajes e incluso existe un reailty show dedicado al mundo de los tatuajes. Habrá que ver si se queda en simple moda o realmente los tatuajes se convierten por fin en algo aceptado por la sociedad, mientras tanto...que corra la tinta.

miércoles, 2 de junio de 2010

BELLE ÉPOQUE FASHION (1890-1914)


El término francés "belle époque" es acuñado tras la primera Guerra Mundial (1914-18) para referirse retrospectivamente a una época de bonanza económica y paz entre las principales potencias mundiales.

Esta "época dorada" en la historia europea se extiende desde finales del siglo XIX hasta la primera década del XX y en Gran Bretaña se superpone a los períodos denominados Victoriano y Eduardiano.

El lujo, la opulencia y la extravagancia -para los que podían permitírselo, claro está- eran la última moda durante esta "bella época".


En la moda, este período se convierte en un nexo de unión entre la forma de vestir del siglo XIX y el cambio radical que sufre el mundo de la moda a partir de la I Guerra Mundial. Aunque las prendas siguen siendo elaborados y recargadas y las mujeres siguen llevando elemetos restrictivos como el corsé y la crinolina, comienazan a aparecer prendas que permiten una mayor libertad de movimientos. A partir de 1890 el polisón deja de llevarse y las faldas se acampanan ligeramente sobre las caderas agrandándose a medida que caen. Durante esta época las mujeres todavía se ven obligadas a realizar cambios de vestuario dependiendo de la hora del día y de la ocasión.


Los vestidos de día, del tipo denominado eduardiano, estaban constituídos normalmente por dos piezas.El hasta entonces enorme volumen de las faldas se traslada principalmente a las mangas, llamadas de tipo jamón, balloon o gigot, que en torno a 1895 adquieren proporciones descomunales destacando en comparación a las cinturas de avispa y creando la silueta de "reloj de arena", que vuelve a estar de última moda. La crinolina deja de llevarse, por lo que la falda cae plana por la parte delantera y exceso de volumen se recoje en la parte trasera.


Las blusas y vestidos de día llevaban cuellos altos y estrechos, pero en los trajes de noche los escotes descendieron vertiginosamente.


Aparece también el traje sastre, presentado por las casas Redfern y Creed en 1880 y compuesto entonces por chaqueta entallada y falda larga acampanada. Éste se convierte en el traje preferido a la hora de viajar y en el "uniforme" de las mujeres trabajadoras de clase media.


Los guantes eran imprescindibles para no mostrar los brazos o las manos desnudos y las cabezas se cubren con enormes sombreros con plumas. También las sombrillas estaban a la orden del día, tanto estéticamente como por su utilidad, ya que todavía se consideraba que las pieles morenas eran fruto del trabajo bajo el sol y por lo tanto nada apropiadas para las damas de clase alta.


Por aquel entonces la moda la marcaban, además de la realeza, las figuras públicas como actrices o cantantes.

Uno de los iconos de aquella época fue también la "chica Gibson", un personaje de historieta dibujado por Charles Dana Gibson que representaba el ideal de la mujer moderna, competitiva y emancipada, pero al mismo tiempo bella y elegante.


En cuanto a las telas, para el día se usaban el lino, el terciopelo y la lana mientras que los vestidos de noche eran realizados con sedas, muselinas, tules, satén y encajes.

A partir del 1900 empieza a gestarse un cambio en la vestimenta femenina, aunque éste no será definitivo hasta diez años después.
Paris se establece como cuna de la "haute couture", marcando las tendencias que se llevan en toda Europa y se incrementa la popularidad de las revistas de moda, hechos ambos que contribuyen a la revolución que cambiará los cánones estéticos de manera definitiva a partir de la I Guerra Mundial.


El diseñador Paul Poiret, que había trabajado para Poiret y Worth, fue uno de los grandes impulsores de la nueva silueta, esbelta y rectilínea, que se impone a partir de 1908.

Poiret encontraba ridículos los corsés y la forma de pechos y traseros prominentes que hasta entonces tan de moda había estado, asi que en 1906 revolucionó el mundo de la moda al crear un estilo de vestido de corte sencillo, inspirado en gran medida en el estilo imperio (principios del siglo XIX), entallado bajo el pecho y de caída recta. Pese a la sencillez de sus cortes los vestidos de Poiret no carecían de lujo ya que los decoraba con bordados de vivos colores, puntillas de oro y plata, perlas y plumas.


En sus creaciones también estaba muy presente la inspiración oriental y diseña caftanes, vestidos estilo kimono y pantalones bombacho, cubriendo a las mujeres con velos, túnicas y turbantes.
En 1911 levantó una gran polémica al presentar su "falda-pantalón", que recibió la condenación del mismísimo Papa (por aquel entonces Pio X)


Otros de los diseñadores más importantes en la primera década del siglo XX fueron Mariano Fortuny, Jeanne Paquin o Jaques Doucet.

El exotismo que dominaba la moda no se limitó a la inspiración de tipo oriental y por ejemplo las creaciones de Fortuny estuvieron fuertemente inspiradas en la grecia clásica. Sus creaciones, descritas como obras de arte (de hecho, aunque Fortuny se interesó en muchos campos artísticos era principalmente pintor), requerían de un complicado proceso de elaboración gracias al cual obtenía complicados plisados y piezas sin costuras .



Otro de los diseños más populares durante toda la década fue el de las túnicas y sobretúnicas con una falda larga debajo, estas faldas fueron ensanchándose gradualmente en las caderas para luego estrecharse a modo de falda tubo a la altura de los tobillos. Los abrigos también tomaron muy a menudo esta forma, el tejido preferido para los mismos son las pieles, que como no son asequibles para muchos provocan la aparición de las "pieles de segunda categoría" (topo, nutria y castor).


Los corsés aunque siguen llevándose toman una forma distinta, más similar a la de una faja (que sería al prenda de ropa interior que prevalecería en las décadas siguientes). En las faldas el largo se acorta, dejando a la vista los tobillos, mientras que las colas en general quedan relegadas a los trajes de noche



La influencia del Art Noveau, el éxito de los ballets rusos en París...influyeron también en este creciente gusto por lo exótico y artistas como Isadora Duncan, Eleanora Duse o la enigmática Mata Hari, contribuyeron a la popularización y difusión de este nuevo estilo.