"El bailador de butoh intenta capturar las sutilezas del alma, entendiendo que la danza es el movimiento del alma que es acompañada por el cuerpo. El alma no está ahí para que a otros les guste. Está ahí para expresar lo que tiene que expresar"
Collini
En la década de los 50, después de que las bombas "Little boy" y "Fat Man" arrasaran respectivamente Hiroshima y Nagasaki, el coreógrafo Tatsumi Hijikata y el bailarín Kazuo Ohno, conmovidos por las secuelas de la tragedia, dieron vida a una nueva forma de entender la danza.
Así nació el Ankoku Butō (暗黒舞踏) más conocido simplemente como butoh, una técnica de danza de movimientos lentos y profundamente expresivos.
También llamado la "danza hacia la oscuridad", el butoh, a medio camino entre el baile y el teatro nace de la repulsión hacia el ser humano, de la necesidad de renacer. Sin embargo pretende alcanzar este renacimiento o elevación del ser a través de la oscuridad, del enfrentamiento con nuestros propios demonios.
Formado en la danza expresionista alemana e inspirándose tanto en el Kabuki y el teatro Noh como en el trabajo de diversos escritores y artistas que habían explorado los instintos más primarios, crueles y sádicos del ser humano, asi como su represión (Yukio Mishima, Lautréamont, Artaud, Genet, Lorca, el Marques de Sade o las pinturas de Francis Bacon) Hijikata, profundizó en lo grotesco, lo oscuro y lo decadente, pero al mismo tiempo lo hizo en la capacidad de transformación del ser humano .
En 1959 se estrenó la primera obra butoh, "Kinjiki" ( Colores prohibidos) basada en la novela homónima de Yukio Mishima. La actuación, que exploraba el tema de la homosexualidad, escandalizó a la comunidad artística nipona, que la tachó de indecente y repulsiva. Esta reacción fue debida tanto a la transgresión que suponía este tipo de danza como a la inclinación entonces existente hacia el cultivo de las danzas de tipo occidental, cuyo canon de belleza es totalmente opuesto al del butoh.
El butoh no solo es difícil de comprender, sino también de definir. Es por ello que a menudo resulta dificultoso distinguir que es y qué no es butoh, ya que la complejidad de esta danza muchas veces es resumida en unas cuantas caracteristicas llamativas como pueden ser el que los bailarines suelan actuar desnudos y con el cuerpo pintado de blanco o realicen muecas y contorsiones grotescas.
A pesar de sus orígenes orientales el butoh sufrió la indiferencia durante mucho tiempo, y aun hoy en día es un gran desconocido en su país natal. En 1980 la campañía Sankai Juku realizó su primera gira internacional, despertando la curiosidad de numerosas comunidades artísticas occidentales.
De hecho existe una cierta polémica dentro de la comunidad artística sobre si los occidentales puedan bailar correctamente el "verdadero" butoh, ya que el físico oriental posee unas características más acordes a los movimientos típicos de esta danza (con la que precisamente se trata de llegar a los niveles más profundos del cuerpo, en los que las características propias de un etnia en particular y la herencia cultural están fuertemente impresas), aunque actualmente existen diversos grupos occidentales que realizan performances butoh con gran éxito.
Según Hijikata (1928-1986) su arte tenía el propósito de recobrar el cuerpo primigenio: "el cuerpo que nos ha sido robado" y que se enfoca hacia los sentimientos más allá de la comprensión o el entendimiento...mas allá de la razón. Tal y como dice el propio maestro Kazuo Ohno: "el butoh no se puede comprender, hay que sentirlo", si se entiende ya no es butoh.
Esta danza, casi más imaginaria que real se adentra en las sombras de nuestro inconsciente para transformar la oscuridad en un acto creador, en algo bello, aunque por supuesto ha de tenerse en cuenta que la concepción de belleza oriental no es la misma que la occidental y por tanto disfrutarlo con mente abierta y libre de prejuicios.
"Yo aprendí el Butoh en el vientre materno. De hecho, todas las formas de danza provienen de esa misma fuente"
(Kazuo Ohno)
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