domingo, 4 de octubre de 2009

LAS EDADES DEL HOMBRE ("LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS")


El poeta Hesíodo nos cuenta que en la Tierra vivieron otras razas de humanos antes de la nuestra, todas ellas creadas por los dioses de forma sucesiva.
Al principio de los tiempos, cuando Cronos, padre de Zeus, era dios supremo, existió la raza de los hombre de la Edad de Oro.
Era esta una raza feliz, eternamente joven, libre del trabajo y las preocupaciones.
Sin embargo, murieron durante las terribles luchas que mantuvieron entre sí los dioses. La Tierra los enterró y sus almas sobrevivieron en forma de espíritus guardianes.
Después, tras la derrota de Cronos, Zeus, siendo dios supremo, creo a la raza de hombres de la Edad de Plata, inferiores a los de la Edad de Oro, y cuyas vidas no eran tan idílicas: pues sufrían el frío y la lluvia, ya que el año se había dividido ya en las estaciones, y la Tierra ya no les proveía de alimento de manera espontánea.
Con el tiempo esta raza de hombres se volvió irresponsable y desagradecida, y se negó a hacer sacrificios a los dioses y llegó incluso a tratarlos con desprecio y burla.
Fue por ello que Zeus y los demás dioses decidieron destruirlos.
Zeus creó entonces a la raza de los hombres de la Edad de Bronce, hechos de madera de fresno y provistos de corazones de piedra.
Estos nuevos hombres eran hábiles herreros y artesanos, realizando hermosos objetos con bronce, con el que construyeron armas.
Pero eran una raza violenta y belicosa, y pronto se destruyeron los unos a los otros, yendo a parar todas sus almas al Hades, el mundo de los muertos.
A la Edad de Bronce siguió la Edad Heroica, la cual dio origen a los héroes legendarios de la mitología griega que hoy en día conocemos, una raza de semidioses que habrían sido nuestros inmediatos predecesores.
Cuando murieron, muchos de estos héroes pasaron a ocupar un lugar en el firmamento, en forma de constelación, e incluso algunos de ellos morarían eternamente en el Olimpo, el hogar de los dioses; o bien fueron recompensados en la otra vida llevando una dulce existencia en las Islas de los Bienaventurados.
Finalmente, Zeus creó la raza de seres humanos de la Edad de Hierro, la actual, la cual fue condenada a trabajar y sufrir penurias.
Sin embargo, esta raza está condenada a la destrucción desde un principio, según nos cuenta Hesíodo, y la señal de que el final se encuentra próximo será cuando los bebés nazcan con el pelo canoso y envejezcan de forma prematura.

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