Erzsébet Báthory, más conocida como Elisabeth Báthory, "la condesa sangrienta" ha pasado a la historia por su crueldad y sadismo al torturar y asesinar a más de seiscientas jóvenes.
Aunque sus crímenes y su juicio están totalmente documentados, no faltan teorías que consideran que todo podría haber derivado de acusaciones falsas por parte de sus enemigos en un contexto político muy complejo para buscar su perdición.
En cualquier caso, la figura de esta noble, perteneciente a una de las familias húngaras de más renombre, se ha convertido en un icono, un personaje de leyenda, siendo asociada incluso al vampirismo y considerándosela la versión femenina de Drácula (el cual, como personaje de Bram Stoker también está basado en un personaje real, Vlad Tepes, el Empalador, principe de Valaquia, en Rumanía).
Erzsébet Báthory Nádasdy (Alžbeta Bátoriová-Nádasdy en eslovaco) nació en Nyrbátor, Hungría, en 1560; hija de György (George) y Anna Báthory, su madre era hermana de Esteban I, Príncipe y Duque de Transilvania y Rey de Polonia (1575-86).
El apellido Báthory es sin duda de origen alemán, naciendo hacia finales del siglo XIII, bajo el reinado de Ladislao IV, donde un caballero mereció, por su valentía, el nombre de "Bator" ("el Valiente").
Su familia era una de las más influyentes e importantes de Hungría, Polonia y Transilvania, una estirpe de nobles y principes, pero también con una larga tradición de problemas mentales y demencia a sus espaldas: su tío Esteban murió de un ataque de epilepsia, su otro tío, Istvan, terminó sus días sumido en la demencia, mientras que Gabor Báthory era famoso por sus supuestos ataques de posesión demoníaca (posiblemente rabia).
Erzsébet pasó su infancia en el castillo de Ecsed (Csetje en húngaro). Durante su niñez se dice que sufrió violentos ataques, probablemente de epilepsia, los cuales remitieron cuando aún era pequeña.
A los once años fue prometida al Conde Ferencz Nádasdy (1555-1604), de Nádasdy y Fogarasföld, quien a muy temprana edad se había revelado ya como un gran combatiente contra el enemigo turco, mereciendo el apodo de "Principe Negro" o "El Caballero Negro de Hungría".
Como era costumbre en la época Erzsébet se trasladó el Castillo Sárvár, situado en el condado de Vas, al oeste de Hungría, donde su futura suegra, Orsolya Nádasdy, continuó su educación.
Ya por entonces Erzsébet era una de las mujeres más instruidas de la época, que no sólo sabía leer y escribir, sino que hablaba con gran fluidez húngaro, alemán y latín (la mayoría de los nobles de la época apenas sabían leer y escribir, como ocurria con su marido Ferencz).
Su suegra, con la que sus relaciones nunca fueron demasiado buenas, era una dama muy religiosa que basó gran parte de su educación en lecturas y lecciones piadosas.
A los trece años Erzsébet quedó embarazada de uno de los mozos empleados en el Castillo Sárvár, László Bende. A pesar de que Ferencz no tenía más de dieciocho años, fue contundente con el castigo del joven László: hizo que le castrasen y, acto seguido lo arrojasen a los perros. Erzsébet fue llevada a otro castillo de los Nádasdy, dónde parió en secreto. Se hizo desaparecer al bebé.
El 8 de Mayo de 1575, Ferencz y Erzsébet se casaron en el Castillo de Varannó, en Vranov, ella tenía quince años, él veinte. La boda se celebró por todo lo alto, dado el rango de la novia, adoptando Ferenc el apellido de su esposa, mucho más ilustre que el suyo.
Tras la boda se trasladaron a vivir al castillo de Csetje. Éste había sido construido en el siglo XIII, en lo alto de una colina, a los pies de la cual se asentaba el pueblo de Csejte, que dio nombre al castillo. En un principio fue edificado como puesto de vigilancia del camino que unía Hungría con Moravia, en la actual República Checa, por la familia Hont-Pázmány. Más adelante perteneció a Maté Csák, de la dinastía Stibor zo Stiboríc. De él pasó directamente a la posesión del matrimonio Nádasdy-Báthory como regalo de bodas junto con un feudo y diecisiete pueblos circundantes.
En el año 1578 el Conde Ferencz, como miembro de una influyente familia de militares, se puso al frente de uno de los flancos de la armada Húngara. Esto hizo que pasara cada vez menos tiempo con su familia, por lo que no fue hasta diez años después de la boda cuando su esposa y él concibieron a su primera hija, Anna.
Ferencz era conocido por su valentía, pero también por su despiadada costumbre de empalar a todos sus prisioneros enemigos. Se dice que él y Érzsebet intercambiaban "trucos" sobre las manera más efectivas de castigar a la servidumbre; en un principio Ferenc habria enseñado a su mujer varias técnicas de tortura para aplicar a la servidumbre del feudo, con con el objetivo de que su esposa mantuviera el orden en el castillo . Más adelante hay testimonio de que Erzsebet, más experta en la materia, comenzó a intercambiar trucos y tácticas con su esposo. Esto, sin embargo, no era algo extraño entre la nobleza de la época.
En los nueve años siguientes al nacimiento de su primera hija Érzsebet dio a luz a otras dos niñas: Úrsula y Katherina y finalmente en 1598 nació Pál, su único hijo.
En 1579 su suegra fallece; de esta época data el único retrato, desaparecido en 1990, de Erzsébet Báthory.
En 1604 muere Ferencz Nádasdy, su marido y es entonces, según la leyenda, cuando los crímenes de la condesa se vuelven más numerosos y sangrientos.
Ya en vida de su marido se hablaba de su crueldad y sadismo: una de sus técnicas preferidas de torturta para con sus sirvientas era introducir finas agujas debajo de sus uñas, o clavarlas en su piel; también se dice que a veces ofrecía monedas calentadas al rojo vivo a las doncellas, para que cuando estas las aceptaran quemasen sus manos. Otro de sus castigos favoritos era dejar a la muchacha castigada desnuda en la nieve, a la intemperie, donde moría congelada. Otras veces mandaba recubrir el cuerpo de la muchacha desnuda con miel para que fuera devorada por los insectos y alimañas.
Se dice que ya por entonces recibía el apodo de "Blutgräfin" ( condesa sangrienta en alemán).
De todos modos debemos tener en cuenta que en torno a la figura de Érzsebet Báthory circulan numerosas leyendas y anécdotas, algunas basadas en testimonios de sus "colaboradores" durante el proceso (los cuales también podrían estar hasta cierto punto exgerados por ellos mismos o por los jueces, o no, es algo que no podemos saber) y otras simples invenciones que se han forjado a lo largo del tiempo debido a la naturaleza macabra y sanguinaria del personaje.
Cuentan que su primera víctima fue una joven sirvienta que la estaba peinando, cuando accidentalmente le dio un tirón. La Condesa, en uno de sus frecuentes ataques de ira le propinó tal bofetada que la sangre de la doncella salpicó su mano. Al mirar la mano manchada de sangre, creyó ver que parecía más suave y blanca que el resto de la piel, llegando a la conclusión que su vieja nodriza estaba en lo cierto y que la sangre rejuvenecía los tejidos. Con la certeza de que podría recuperar la belleza de su juventud y conservarla a pesar de sus casi cuarenta años, mandó que cortasen las venas de la aterrorizada sirvienta y que metiesen su sangre en una bañera para que pudiera bañarse en ella.
También se cuenta que, tras la muerte de su marido se hizo forjar una "Dama de Hierro" y una
una jaula cilíndrica de láminas de hierro sujetas por aros con el interior provisto de pinchos acerados dentro de la cual las muchachas eran introducidas y posteriormente elevadas en la jaula sobre una tinaja o bañera sobre la cual caia su sangre cuando los cómplices de Érzsebeth las torturaban o azotaban violentamente para que cayeran contra los pinchos de la jaula.
Otra leyenda, que especula sobre los orígenes de la obsesión de Érzsebet por la belleza y su miedo a envejecer nos cuenta como en una ocasión, montando a caballo estuvo a punto de arrollar a una anciana, la cual la maldijo adviertiéndole que un dia, y no muy tarde, sería tan vieja y decrépita como ella...otras leyendas sobre la obsesión de Érzsebet por su apariencia cuantan que poseia un espejo ante el cual pasaba horas y horas admirando su belleza, que usaba conjuros y pócimas para conservar su hermosura (y posteriormente los conocidos baños de sangre) y que llegaba a cambiarse seis veces de vestido en un mismo dia.
En sus crímenes, Érzsebet habría contado con varios cómplices: Ujuary Janosz, apodado Ficzkó, un jorobado que habría ayudado a la condesa en las torturas, al igual que Jo Ilona, nodriza de los hijos de la Condesa, a la cual le habría resultado muy útil en las torturas debido a su corpulencia y su fuerza y Donrotya Szentes, apodada como Dorkó, serían los más conocidos (además de Darvulia, de la que hablaremos más adelante).
También se habla de una mujer llamada Kandoska, una alcoholica que se habría dedicado a recorrer el país en busca de jóvenes para la Condesa, y de Katalin Beneizky, quien se habría encargado de limpiar los restos de las sangrientas orgías y de hacer desaparecer algunos cadáveres (aunque realmente no se sabe hasta que punto era culpable, pues se dice que actuó impulsada por el terror hacia la Condesa si no la obedecía y de hecho fue exculpada durante el proceso).
Si embargo, se dice que la más influeyente y destacada de entre las cómplices de Érzsebet habría sido Anna Darvulia, una anciana a la que llamaban "la bruja del bosque", experta en hierbas y hechizos y consejera de Érzsebet.
Según los testimonios de los otros cómplices, tras la llegada de Darvulia al castillo los crímenes de Érzsebet se volvieron más sangrientos y se dice que fue la anciana quien le enseñó a disfrutar de la agonía y postergar la muerte.
En este sentido circula la leyenda de que Érzsebet estaba muy interesada en temas esotéricos y en la magia, habiéndosela acusado incluso de culto o tratos con el diablo. De todas formas esta acusación y la asociación de la brujería con el asesinato o cualquier otro crimen era muy común (por no decir inevitable) en aquella época.
Cuando Darvulia murió, Erza Majorova, oriunda de Miawa, ocupó su lugar. También a ésta la consideraban una bruja, consagrada al diablo, y se decía que hechizaba a humanos y animales, lanzaba maleficios o predecía el futuro...pero como ya hemos mencionado, la acusación o los rumores de brujería eran de lo más común en esta época e incluso se ha llegado a hablar de Jo Ilona y Dorkó como brujas, cuando simplemente fueron dos campesinas incultas en las cuales la Condesa habría depositado su confianza por su carácter y su falta de escrúpulos.
Entre 1604 y 1610 lo cómplices de Érzsebet se habrían encargado de proveerla de jóvenes entre 9 y 26 años para sus rituales sangrientos. En un intento de mantener las apariencias, habría convencido al pastor protestante local para que sus víctimas tuviesen entierros cristianos respetables. Cuando la cifra comenzó a subir, éste comenzó a manifestar sus dudas: morían demasiadas chicas por "causas misteriosas y desconocidas". Así es que ella le amenazó para que callase y comenzó a enterrar en secreto los cuerpos desangrados. Ésta fue, al menos, la versión del clérigo este pastor, que fue quien la denunció "oficialmente" al Rey Mátyás a través de la curia clerical.
En un principio sus víctimas habríasn sido campesinas de la región, a las cuales se llevaba al castillo con la excusa de que entraran a trabajar allí como damas de compañía, un trabajo mejor pagado y menos esforzado que el de las labores del campo.
Posteriormente, conduciéndose hacia su propia perdición, Érzsebet habría comenzado a "secuestrar" a hijas de burgueses y terratenientes, cuyas familias esperaban recibir noticias de ellas que nunca llegaban, lo que despertó aún más sospechas e hizo que las autoridades tomasen finalmente medidas.
Según el proceso Érzsebet Báthory acabó con la vida de más de seiscientas jóvenes entre 1585 y 1610, a las cuales sometió a torturas tales como dejar que se congelasen en la nieve, quemar sus caras, cuerpos y genitales, mutilándolas o incluso arrancándoles la carne a mordiscos...eso sin contar la precariedad y el hacinamiento en el que vivían mientras esperaban "su turno", pues se dice que Érzsebeth siempre contaba con chicas "en reserva".
Estos crímenes se habríasn cometido no solo en el castillo de Čachtice sino también en Sárvár, Bécko, Deutschkreutz, Bratislava y Viena.
En torno a 1609 Érzsebet, ya por falta de sirvientas en la zona (a consecuencia de los muchos crímenes ya cometidos, que por un lado habían mermado la población de chicas jóvenes y por otro habríasn hecho que a causa de las sospechas los padres intentaran enviar a sus hijas lejos de la población o tratar de que de ningún modo entrasen al servicio de la Condesa), o por la creencia de que la sangre noble (al ser de más "calidad") era más potente como rejuvenecedor, utilizando sus contactos, comenzó a tomar a niñas y adolescentes de buena familia para educarlas.
Pronto comenzaron a producirse muertes por las mismas "causas misteriosas y desconocidas" que las de las anteriores chicas campesinas, pero al ser en este caso hijas de la aristocracia menor, se tuvieron más en cuenta.
La bruja Darvulia le habría prevenido de que nunca tomara nobles, pero esta anciana había fallecido algún tiempo atrás y su sucesora, Majorova habría convencido a la Condesa de la necesidad de tomar chicas de la nobleza para que la sangre siguiese teniendo su efecto rejuvenecedor.
De este modo, en 1610 el Rey Matías encargó a el Palantino György Thurzó que investigara lo que estaba ocurriendo en el castillo de la Condesa Báthory.
Según el testimonio del conde y palantino György Thurzó (primo de Erzsébet) cuando su hueste llegó al castillo no halló oposición, ni a nadie para recibirles.
Lo primero que vieron fue a una sirviente en el cepo del patio, en estado agónico debido a una paliza que le había fracturado todos los huesos de la cadera. El maltrato a la servidumbre era bvastante corriente en la época y no les llamó la atención, pero ya en el interior del castillo encontraron a una chica desangrada en el salón, y otra, moribunda, a la que habían agujereado el cuerpo. En la mazmorra encontraron a una docena que todavía respiraba, algunas de las cuales habían sido perforadas y cortadas en varias ocasiones a lo largo de las últimas semanas. De debajo del castillo exhumaron los cuerpos de 50 muchachas más. Y el diario de Érzsebet mencionaba los nombres de sus víctimas, sumando un total de 612 jóvenes torturadas y asesinadas.
Se dice que la Condesa no negó ninguna de las acusaciones que se le imputaron y que aseguró que estaba en su derecho a cometer tales "crímenes" como mujer noble y de alto rango.
Érzsebet se encerró en su castillo y no siquiera presenció su propio juicio y proceso durante el cual se tomó declaración a cientos de testigos y finalmente se condenó a todos los cómplices de la condes a morir quemados en la hoguera. A Dorokó e Ilona les arrancaron los dedos con tenazas al rojo vivo antes de quemarlas vivas, mientras que a Ficzkó, por su juventus, se lo decapitó antes de quemar su cuerpo en la hoguera.
Katarina Beneczky salvó la vida por petición expresa de una superviviente y por las declaraciones sobre la inocencia de su persona que hicieron algunos testigos, si bien se la castigó por su colaboración "forzada" en los crímenes de la condesa con cien latigazos en el cuerpo.
Debido a la influencia política de los Báthory y el renombre de la condesa ésta no fue condenada a muerte, sino a vivir recluída, emparedada viva, en su propio castillo.
El rey Mátyás II pidió su cabeza por las jóvenes aristócratas que supuestamente habían muerto a sus manos, pero su primo el Gran Príncipe de Transilvania le convenció para que retrasara el cumplimiento de la sentencia de por vida. Así es que la condenaron a cadena perpetua en confinamiento solitario. Esta pena implicaba también la confiscación de todas sus propiedades, lo que Mátyás venía ambicionando desde tiempo atrás.
Tras introducirla en su mazmorra, los albañiles sellaron puertas y ventanas, dejando tan sólo un pequeño orificio para pasar la comida.
El 31 de Julio de 1614 Érzsebetque contaba 54 años, dictó testamento y últimas voluntades a dos sacerdotes de la catedral del arzobispado de Esztergom. Ordenó que lo que quedaba de las posesiones familiares fuese dividido entre sus hijos.
El 21 de Agosto de ese mismo año uno de los carceleros la descubrió caída en el suelo, boca abajo. La Condesa Isabel Báthory había muerto tras haber pasado cuatro largos años emparedada, sin ni siquiera ver la luz del sol.
Quisieron enterrarla en Čachtice, pero los habitantes de la localidad se sublevaron ante la perspectiva de que la "Señora Infame" fuera enterrada en el pueblo, y además en tierra sagrada. Finalmente, y como era "uno de los últimos descendientes de la línea Ecsed de la familia Báthory" la llevaron a enterrar al pueblo de Esced (Csetje) en el noreste de Hungría, el lugar de procedencia de la poderosa familia y donde se hallaba el castillo en el que la condesa había cometido gran parte de sus crímenes. Todos sus documentos fueron sellados durante más de un siglo, y se prohibió hablar de ella en todo el país.
Como ya hemos dicho en torno a la figura de Érzsebet se ha forjado toda una leyenda. Hay teorias que apoyan la veracidad de sus crímenes mientras que otras conisideran las acusaciones que se le imputaron y su proceso una conspiración de tipo político...en cuanto a la "razón" de sus crímenes la teoría más aceptada, apoyada por su historial familiar de enfermedades mentales, es que Érzsebet sufría algún tipo de grave trastorno psicótico.
Con respecto al hecho de que sus víctimas fuesen todas jóvenes hermosas hay quien ve en ello un indicio de homosexualidad, mientras que otros justifican esta elección con la leyenda de su aversión a la vejez...incluso hay quien hace de la figura de Érzsebet la de una vampira o una enferma de vampirismo.
Sin embargo en la Hungría contemporánea la figura de Erzsébet Báthory está casi completamente rehabilitada y - al igual que ocurre con Vlad Tepes- muchos la consideran heroína nacional.