domingo, 20 de septiembre de 2009

EOS Y TITÓN

El carácter de la diosa Afrodita, especialmente como Venus en la mitología romana, era el de una diosa caprichosa y voluble. Diosa del amor...si, pero implacable con sus adversarios...
Es bien conocida su relación amorosa con Ares (Marte), dios de la guerra, a pesar de estar casada con Hefesto (Vulcano), el dios del fuego y la forja, pero también el menos agraciado de entre todos los dioses del Olimpo.
De hecho, es bastante conocido el episodio en el cual, conocedor de las infidelidades de su esposa, Hefesto tendió a los amantes una trampa, con la cual quedaron atrapados así en una red cuando se disponían a entregarse a sus amorosos juegos. Hefesto esperaba así escarmentarlos, pero ocurrió todo lo contrario a sus expectativas, convirtiéndose él, como cornudo, en el hazmerreir del resto de dioses del Olimpo.

 Después de disfrutar de los favores sexuales de Afrodita, Ares continuó dando rienda suelta a su pasión con Eos, diosa del amanecer, la aurora.
Pero en una ocasión Afrodita descubrió juntos a los amantes y, presa de los celos, maldijo a la pobre Eos condenándola a no volver a amar nunca más a un dios, de forma que a partir de entonces solamente sintiese pasión por los mortales.
La maldición se cumplió, pues al poco tiempo, Eos se enamoró perdidamente de Titón, un principe troyano de gran hermosura.
Su amor fue correspondido y ambos se sentían tan dichosos y unidos, no queriendo separarse jamás, que en un momento dado Titón pidió a Eos que le concediese el don de la vida eterna, para permanecer a su lado hasta el final de los tiempos, petición a la que Eos accedió sin apenas pensarlo.
Pasaron los años y los amantes vivían en una gran dicha, hasta que, con el tiempo, Eos descubrió que al hacer inmortal a Titón había olvidado hacerlo también joven y saludable para siempre...pues Titón fue convirtiéndose en un viejo decrépito y achacoso...condenado a soportar este estado por toda la eternidad.
Finalmente Titón suplicó a su amada Eos que le permitiese morir en paz, pues su vida estaba llena de dolor y era insoportable.
Eos pidió entonces ayuda a Zeus, pero ni siquiera el dios supremo del olimpo podía deshacer el don concedido por otro dios; así que, finalmente, dado que Titón no podía vivir en ese estado, pero tampoco morir, la diosa lo transformó en cigarra, la cual desde entonces saludaría a su amada cada mañana con los primeros rayos de Sol.





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