Si hablamos de arte controvertido y transgresor uno de los nombres imprescindibles dentro de la escena contemporánea sería el de la británica Polly Morgan.
A pesar de que sus obras pueden resultar desagradables para algunos, otros las consideran de una belleza conmovedora.
Personalmente me cuento entre estos últimos aunque he de reconocer que mi primera reacción ante la obra de Morgan fue a un mismo tiempo de atracción y rechazo.
Hay que aclarar, tal y como lo hace la propia artista en su web, que ningún animal de los que utiliza para sus creaciones ha sido sacrificado para tal propósito, sino que los cuerpos proceden de veterinarias o del hallazgo de animales ya muertos.
Al contrario de lo que ocurre con la taxidermia tradicional, que trata de hacer que el animal parezca aún vivo y de situarlo en su hábitat natural, Morgan utiliza esta técnica para preservar la belleza de los colores y las formas, pero no pretende representar en ningún momento a un animal vivo, más bien al contrario suele situarlos en composiciones inesperadas que a veces recrean la muerte de los mismos.
Polly Morgan asegura ser una amante de los animales, pero también de lo oscuro; así la taxidermia le permite compaginar ambas cosas.
"En mis obras trato de lograr algo hermoso a partir de algo que nadie esperaría que lo fuera", dice la artista.
Los trabajos de Morgan despiertan gran polémica, tanto por la utilización de cadáveres de animales para realizar obras de arte (por la que algunos de los amantes de la naturaleza sienten repulsión), como por su macabra apreciación de la belleza.
Sin embargo, en la actualidad es una de las artistas más cotizadas y entre sus clientes se encuentran muchos personajes famosos. Existe una "anécdota" al respecto que ilustra perfectamente la impresión que la obra de Morgan puede causar en algunas personas, como los empleados de la empresa de mudanzas que trabajaron en el traslado de la cantante Courtney Love (a veces más conocida como la viuda de Kurt Cobain) y que tras encontrarse con un pajarillo muerto dentro de una caja de fósforos a medio abrir, decicieron que era mejor tirarlo a la basura sin saber que se trataba de una obra de Morgan valorada en ocho mil libras.
Este episodio nos muestra lo que yo considero uno de los dilemas morales subyacentes en la obra de Polly Morgan...la contradicción de encontrar la belleza en algo muerto, especialmente dentro de la concepción que posee nuestra cultura occidental, que rechaza tanto la vejez como la muerte y no los acepta como parte del ciclo vital.
Web de Polly Morgan
Entrevista con Polly Morgan
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