domingo, 26 de diciembre de 2010

CUANDO LOS GATOS ERAN SAGRADOS...


Bastet era la diosa egipcia con cabeza de gato. Todos los años, el 31 de octubre, se celebraba un festival en su honor en Bubastis, su principal centro de culto. Este festival fue descrito por Heredoto, aunque hasta 1887 se consideró una leyenda; en ese año se encontraron evidencias arqueológicas de estos festivales. Según Heredoto el festival de Bastet era uno de los más populares del calendario egipcio en el período tardío. La mayoría de la gente llegaba en barcazas, debido al emplazamiento de Bubastis. Durante la travesía las mujeres hacían sonar sus castañuelas y algunos hombres tocaban la flauta y todos cantaban y danzaban. Uno de los instrumentos musicales más utilizados era el "sistrum" con el que a menudo aparecía representada la propia Bastet. También se dice que las mujeres imitaban los movimientos de las gatas en celo para seducir a los hombres  
Ya en Bubastis celebraban elaborados sacrificios y se consumía gran cantidad de vino. Herédoto nos habla de no menos de setecientasmil personas (sin contar los niños), dato que a los arqueólogos les parecía exagerado o incierto hasta que se encontraron evidencias arqueológicas en el emplazamiento del antiguo templo principal de Bubastis, con las catacumbas llenas de gatos momificados.
Durante el festival se llevaban los gatos muertos a Bubastis (el gato era una mascota muy popular entre los egipcios) para embalsamarlos y enterrarlos en unos receptáculos sagrados, con objeto de llevar mensajes de sus dueños al mundo de los muertos. Bastet era en un principio una de las muchas diosas de la fecundidad, y como tal pasó a convertirse en protectora del hogar, los niños, las mujeres y los partos. También encarnaba la danza y la diversión. 
Los egipcios creían que los gatos traían buena suerte al hogar donde habitaban. Los gatos eran llamados "miu" o "mii" (por el sonido del maullido) y eran tratados excelentemente, se los consideraba sagrados, especialmente los del templo de Bubastis, y en algunas casas eran los que primero y mejor comían.  
Los favoritos eran los gatos negros.  
Todos los gatos se consideraban propiedad del faraón, aunque por supuesto éste permitía que sus súbditos cuidaran de ellos. A los gatos se les inoculaba sangre humana para protegerlos de las enfermedades y los malos espíritus, matar a un gato estaba condenado con pena de muerte y cuando un gato doméstico moría sus dueños se afeitaban las cejas en señal de duelo.  
La diosa Sekhmet, de cabeza de león , se relaciona a veces con la diosa Bastet. Cuenta la leyenda que Ra, como castigo a los hombres que habían puesto en duda su poder, envió a Sekhmet (el ojo de Ra) al desierto de Nubia, pero esta llevó hasta tal límite los asesinatos y masacres que el propio Ra envió a Onuris para calmarla. Se cuenta que cuando lo consiguió ésta se transformó en la maternal y pacífica Bastet. De este modo la leyenda nos presentaría las dos caras de una misma diosa. Por un lado Sekhmet, relacionada con la luna (ya que los ojos de Ra eran dos, el sol y la Luna), el poder, el misterio, lo oscuro, lo sanguinario y lo oculto... y por otro lado Bastet, relacionada con el sol , protectora, cálida y maternal.  
También en América del Sur el gato fue un animal sagrado para los incas y lo encontramos representado en muchas obras de arte precolombino.
Con la llegada de la Edad Media, en toda Europa, miles de gatos fueron quemados en las hogueras junto a las supuestas brujas, ya que en esta época de superstición el gato se consideraba un animal misterioso, sensual y relacionado con la brujería, especialmente si era negro.

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