Existen diferentes versiones del mito de la creación en la propia mitología griega.
La
"Teogonía", escrita por Hesíodo (S.VIII a.C) contiene los primeros
relatos estructurados acerca del origen del universo, los dioses y el
ser humano, los cuales provenían de una tradición oral desparecida para
siempre.
Según Hesíodo, el mundo surgió de una enorme oscuridad llamada Caos ("el vacío primordial"), , un principio abstracto.
De
el Caos surgieron los cinco elementos básicos: Gea (la Tierra), el
Tártaro (el mundo subterráneo, en las profundidades de la Tierra), el
Érebo (las tinieblas), Eros (la fuerza del amor) y Nix, la Noche (el
poder de la oscuridad).
De la unión de Nix y Érebo nacieron el Día y el Éter (personificación del cielo superior), y toda una serie de abstracciones como la Suerte, la Muerte, la Miseria, el Engaño, la Discordia...y de esta última nacerían otras aflicciones como el Asesinato, la Batalla o la Injusticia.
Por otra parte, Gea, la Tierra, engendró por sí misma a Urano, el Cielo, para que la cubriese a ella y fuese un hogar para los dioses que habrían de venir después.
De ella nacieron también las imponentes Montañas, y el Ponto, personificación del Mar, dando así forma a la estructura básica del mundo físico.
Hesíodo describe a Gea como una diosa "de amplios pechos, los cimientos seguros de todo y para siempre"; madre primigenia y fuente de toda subsistencia y fertilidad, encarnando no solo el "cuerpo" físico de la Tierra, sino también su esencia y poder, al igual que sus primeros hijos eran al mismo tiempo divinidades y elementos del universo.
Probablemente el culto a Gea sea mucho más antiguo que el del resto de divinidades.
En toda la región del Mediterráneo se veneraba a una divinidad femenina de la Tierra desde tiempos remotos.
En algunas regiones de Grecia y de lo que posteriormente sería Roma se la conocía con el nombre de Tellus, y siguió rindiéndosele culto aun después de la consolidación del panteón de dioses olímpicos.
Los romanos la veneraban como fuente de donde provenían los recién nacidos, de ahí la costumbre de colocar por unos instantes al bebé en el suelo según acababa de nacer, como reconocimiento del poder de Tellus y para transmitirle su fuerza.
Océano fue hijo de Gea y Urano, y de él nacieropn todos los ríos. En un principio los griegos tenían un concepto de la Tierra como un discso plano, en cuyo centyro algunos llegaron a situar el monte Olimpo, morada de los dioses.
Gea y Urano tuvieron numerosos hijos, muchos de ellos seres monstruosos. Los primeros fueron los Hecatónquiros ("los de cien brazos"), monstruos semihumanos con cien brazos y cincuenta cabezas cada uno.
Después tuvieron a los tres Cíclopes, gigantes con un solo ojo: Arges (el rayo), Brontes (el Trueno) y Estéropes (el Relámpago), todos ellos maestros en el trabajo de la piedra (se decía que ellos habían sido los constructores de las murallas de Micenas).
Gea engendró también por sí sola a otro gran número de hijos, monstruosos algunos, pero no todos.
Los hijos más célebres de Gea y Urano fueron los Titanes, los dioses de primera generación. Fueron estos seis titanes y seis titánides: Océano, dios de los mares y su hermana y esposa Tetis; Hiperión y su hermana y esposa Tía; Temis y Rea, ambas diosas de la Tierra; Mnemósine, la diosa de la memoria; Jápeto, Ceo, Crío, Febe y Cronos.
Los Titanes encarnan en su mayoría las fuerzas de la Naturaleza (a excepción de Mnemósine, la memoria, que fue una aportación tardía al panteón clásico).
Las figuras de los Titanes y sus hijos, así como las de los monstruos y divinidades de esta primera fase de la creación, carecen de la profundidad y personalidad que caracterizarían a los posteriores dioses olímpicos.
El titán Jápeto y Asia (hija de Océano) tuvieron a Atlas (o Atlante), quien más tarde sería condenadoa sostener sobre sus hombros la bóveda celeste por ponerse del lado de los titanes en la lucha de éstos contra los olímpicos.
Según cuenta la leyenda, la cadena montañosa del noroeste de África que lleva su nombre se creó después de que Atlas se convirtiese en piedra para poder sostener tan pesada carga.
Urano enterró a sus hijos en lo más profundo de la Tierra, el tártaro, encerrándolos en las entrañas de su propia madre.
Gea sentía dolor por perder a sus hijos, pero también por la tortura física que suponía tenerlos encerrados en su interior.
Los Cíclopes fueron condenados a vivir en el interior del Etna, siendo sus atronadores murmullos los que causaban las erupciones del volcán.
Llegó un momento en que Gea, incapaz de soportar el dolor y la humillación, convenció a los Titanes para que se rebelasen contra su padre. Sin embargo estos temían a su poderoso padre y solo Cronos fue lo suficientemente valiente como para unirse a su madre en semejante empresa..
Gea creó entonces una hoz que entregó a Cronos, y le mostró donde ocultarse para llegado el momento, sorprender a Urano. Y así, cuando al caer la noche Urano se acostó sobre Gea para hacer el amor con ella, Cronos, saliendo de su escondite, castró a su padre, lanzando sus genitales al mar.
De la sangre derramada de Urano nacieron muchos otros pesonajes míticos, como los Gigantes, las Erinias (diosas vengadoras del parricidio), o las Melíades (ninfas de los fresnos).
De la mezcla del esperma de Urano con la espuma del mar nació la diosa Afrodita.
Cronos ocupó el lugar de su padre como todopoderoso dios del cielo.
Cronos fue identificado por los romanos con Saturno, originalmente un dios del campo y la fertilidad. Bajo su reinado se decía que los hombres había vivído una pacífica Edad de Oro, y sin embargo, en el reino divino, Cronos no tardó en convertirse en un tirano, al igual que lo había sido su padre Urano.
Haciendo caso omiso de los ruegos de Gea para que dejara libres a los Hecatónquiros y a los Cíclopes, tomó por esposa a Rea, otra diosa personificación de la Tierra y la fertilidad, y solo dejó libres a sus hermanos Titanes, en cuyas manos quedó el dominio del mundo.
Pero tanto Gea como Urano habían profetizado que al igual que había hecho él, uno de sus hijos terminaría destronando a Cronos.
Por esta razón, Cronos devoró a todos sus hijos según iban naciendo.
Rea, al igual que le había ocurrido a su madre, Gea, estaba desconsolada por la péridda de todos sus vástagos, así que con la ayuda de su madre, tramó salvar al último de ellos.
Así, nada más nacer Zeus, Gea lo ocultó y en su lugar entregó a Cronos una piedra envuelta en telas, quien se la tragó sin percatarse del engaño.
Gea escondió al recién nacido dios en una cueva de la isla de Creta, en el monte Dicte, donde fue amamantado por Amaltea, una ninfa-cabra, a la cual posteriormente el dios inmortalizaría en la constelación de Capricornio como agradecimiento.
Rea, preocupada por si Cronos descubría la existencia del niño, ordenó a un grupo de hombres que bailaran y cantaran sin cesar ante la cueva donde se escondía el niño, para que Cronos no pudiese escuchar el llanto del bebé. Estos hombres eran los "curetes", seres semidivinos, célebres por sus danzas, las cuales realizaban entrechocando escudos y lanzas.
Algunas leyendas consideran al dios Pan como maestro de Zeus durante su infancia, mientras que otrass dicen que creció junto a los pastores del monte Ida.
Cuando Zeus alcanzó la edad adulta y supo del sufrimiento de su madre y la muerte de sus hermanos, decidió vengarse.
En un principio Zeus se casó con Metis, ninfa marina célebre por su sabiduría, y ella fue quien le proporcionó a Cronos la droga que le obligó a regurgitar a sus hijos.
Estos, agradecidos, se aliaron con Zeus, comenzando así una guerra entre Titanes y Olímpicos.
La piedra que Cronos se había tragado en lugar de Zeus también fue regurgitada junto a los hermanos de éste, y se dice que se conservaba en el Oráculo de Delfos (el cual también se consideró el "ombligo" del mundo, es decir, su centro).
Este episodio mitológico es, como ocurre con toda la mitología, una metáfora histórica y posiblemente represente en parte el paso del sistema matriarcal al patriarcado. Así, la Edad de Oro, durante el reinado de Cronos, sería una alusión a la época mas temprana del régimen matriarcla, durante el cual la deidad principal era una diosa Madre, representada terrenalmente por una reina o sacerdotisa que pasó a la mitología como Gea o Rea, la titánide personificacion de la tierra, cuyo consorte, el "Rey Sagrado", encontramos en la figura de Urano o Crono. La castración de Urano por parte de su sucesor Cronos, y posteriormente la repetición de este capítulo con Cronos y Zeus simbolizaría la castración y/o muerte ritual anual del rey sagrado durante el perídodo matriarcal.
La contienda entre Titanes y Olímpicos recibe el nombre de "Titanomaquia".
Cronos contaba con el apoyo de sus hermanos y hermanas Titanes, y de los hijos que habían engendrado estos.
Consciente de su inferiorodad numérica, Zeus decidió liberar a los Cíclopes , con la condición de que poveyeran de armas a llos dioses olímpicos. Éstos fabricaron el yelmo que haría invisible a Hades, el tridente de Poseidón y los rayos que se convertirían en símbolo del poder de Zeus.
También liberó a los Hecatónquiros, ganándose así el favor de Gea, que había ansiado largo tiempo la libertad de sus hijos.
Fue ella quien instó a los Titanes a que se sometieran a Zeus, y los más sabios entre ellos se avinieron, pero la mayoría continuó apoyando a Cronos.
Los Titanes estuvieron representados por Atlas o Atlant, hijo de Jápeto.
Estalló así una terrible guerra, que duró largo tiempo, y al final de la cual los Olímppicos cercaron a los Titanes en el monte Otris, donde Hades, armado de su yelmo, se deslizó sin ser visto hasta donde estaba Cronos y lo despojó de sus armas, para que acto seguido Poseidón lo amenazara con su poderoso tridente y Zeus con sus temibles rayos, mientras los Hecatónquiros lanzaban una lluvia de piedras sobre los Titanes.
Así, el bando de Zeus salió victorioso, y los Titanes fueron encerrados en su mayoría en el Tátaro, bajo la eterna custosia de los Hecatónquiros.
Atlas, como ya hemos dicho, fue condenado a sostener sobre sus hombros el peso de la bóveda celeste durante toda la eternidad y Cronos, según algunas versiones fue encerrado en el Tártaro y según otras le fue concedido un digno exilio en la Isla de los Bienaventurados.
Aún así, Zeus no se hizo con el poder absoluto inmediatamente, ya que aunque Gea lo había apoyado inicialmente, con el tiempos e enfadó con él por su forma de comportarse y convenció a los gigantes para que la ayudasen a derrotarlo. Se inició así la Gigantomaquia. De los gigantes se dice que habían nacido de la sangre derramada en la castración de Urano, aunque según otras versiones fueron creados por la propia Gea para que la ayudasen a derrotar a Zeus.
Los gigantes atacaron a los Olímpicos arrojando enormes piedras y robles ardiendo a los cielos; pero ahora los olímpicos contaban también con sus propios hijos: Ares, Hermes, Apolo, Artemisa y Atenea, quienes fueron de gran ayuda.
Los dioses supieron a través de un oráculo que solo podrían herir a los gigantes recurriendo a un mortal.
Así que recurrieron a la ayuda de Heracles (Hércules), con ayuda del cual derrotaron efectivamente a los gigantes.
Pero Gea, aún furiosa, creó al monstruo Tifón, un ser con cien cabezas de dragón, serpientes a modo de patas y varios centenares de manos.
En esta ocasión Zeus se enfrentó a Tifón en un combate cara a cara. En un momento del combate, Tifón consiguió cortar los tendones de los pies y las manos de Zeus, tras lo cual los escondió; pero Hermes logró encontrarlos.
Finalmente Zeus logró aplastar a Tifón bajo el peso del Etna.
Gea aceptó su derrota y no volvió a rebelarse contra Zeus.
Éste se convirtió en dios supremo del Olimpo, y concedió a sus hermanos Hades y Poseidón el dominio del inframundo y los océanos respectivamente.
1 comentario:
Realmente es un espacio maravilloso el tuyo... siento una especial debilidad por las deidades griegas... encontré aquí una especie de paraíso!
Saludos cordiales.
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