miércoles, 24 de febrero de 2010

DOMOVOI


El "Domovoi" (del ruso домово́й, "el de la casa") es un espíritu doméstico perteneciente al folklore eslavo.
El Domovoi es descrito como un ser pequeño, a veces totalmente cubierto de pelo, o un anciano diminuto de larga barba gris y cola o pequeños cuernos, aunque a menudo puede tomar la apariencia de actuales o antiguos habitantes de la casa; se dice también, aunque con menos frecuencia, que pueden adoptar forma de perro o gato.

Los "Domovye" (forma plural correcta de Domovoi) son en general espíritus benignos, a menos que los dueños de la casa la tengan descuidada.
Tradicionalmente se cree que cada casa tiene su propio Domovoi, siendo este una especie de "espíritu guardián" del hogar que a menudo ayuda, sin ser visto, con las tareas del hogar y las labores del campo. Su nombre no suele pronunciarse y se le llama simplemente "Abuelo" o "Señor".
Muchas familias lo tratan como un miembro más y, aunque invisible, saben que existe y le agradecen sus servicios dejándole cada noche leche, galletas u otros dulces.
Al Domovoi le gusta vivir en el lar o bajo la escalera, mientras que su mujer, la Domovikha, prefiere habitar en los sótanos o desvanes.

El Domovoi suele permanecer invisible o esconderse a los ojos de los habitantes de la casa (que el Domovoi se deje ver presagia una gran desgracia para los habitantes de la casa) pero a menudo puede oírsele y su estado de ánimo y comportamiento vaticinan el porvenir de la familia: cuando se le oye reir es símbolo de buenos presagios mientras que si gime o gruñe es señal de que se avecinan problemas; cuando se oye llorar al Domovoi es seguro que pronto habrá una muerte en la familia.

Cuando una nueva casa es construída se debe colocar un pedazo de pan bajo la cocina para atraer al Domovoi y al mudarse de casa se le debe ofrecer una bota vieja para esconderse y poder marcharse con la familia.

El Domovoi posee también un lado malicioso, si bien es amable y servicial con los habitantes de su propia casa, siempre y cuando estos cuiden bien de su hogar, suele gastar pequeñas bromas a los habitantes de casas vecinas tales como asustar al ganado, romper o volcar objetos o hacer desaparecer las cosas cuando más se necesitan (a menudo para llevarlos a su propia casa).

Con la llegada del cristianismo muchas de las figuras del folklore pagano sobrevivieron al adaptarlas al nuevo sistema de creencias. En este sentido, San Paraskeva, el santo cristiano protector del hogar adquirió en gran medida la apariencia y características propias del Domovoi.

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